Buscar

El ave silenciosa (poemas)

llegaron
de repente

masivas                  numerosas

las tropas del silencio


con su ejército de luto
sobre el campo blanco

con todo el arsenal
de lanzas y de escudos
de grafito y al solvente

y desparramaron
su armazón inamovible

sobre el blanco de las hojas
sobre el blanco de los ojos

y a través de las pupilas

obligaron

a la retirada solitaria
al ínfimo cubil lejos del mundo

a la luz languidescente y constreñida
del rincón de uno

al eco sigiloso

a la masticación febril de la palabra


y una vez
ya en el poseso territorio del adentro


depuestos los temores
saqueados los arcones de las ansias

hecha ya la abdicación del sueño
firmada la ominosa rendición de los pruritos


bajaron por el alma hasta la piel

rompieron puentes y ataduras
dieron vuelta el espejismo y la estructura


y salieron

salieron      a vibrar entre los labios
a ganar la esfera física del signo compartido
a tocar con la tibieza de la voz
a la sinapsis de la boca y el oído

salieron a romper las soledades de la hoja
salieron a encontrar sentido al libro


aceptar

que más atrás no hay nada
que más atrás no hay nadie

tolerar

la inercia inerte
del paso fantasmal de nuestra historia

madurar

hacia la adulta sensación
de andar perplejo

renunciar

a la constante arqueología
del arcón celeste

para alcanzar
para saber
para entender

el inconmensurable valor de cada hoja

para vivir
para crecer
para existir

envuelto en el regalo milagroso de tu aliento


crece ante los ojos
y se escapa por entre la yema de los dedos

como sombra inalcanzable

va siempre por delante del pecho

invisible
siempre casi a punto de ser a-sido

se abre a lo cerca
flor puerta de pétalos de aire

ese segundo de tiempo
que nunca jamás llegaremos a tocar


rota la tierra

se abre el cielo y llueven días
sobre las semillas

de adentro sale tiempo

de las raíces
de la humedad
de los alvéolos

rota la tierra

se yergue el sueño
se despereza el girasol
pasan las cigarras y los truenos
abundan los minutos

rota la tierra

viene el rayo
sobrecoge

tiembla el tronco
tiembla el torso

rota la tierra

viene todo
todo hasta secarse
de mudez

absurdamente se demuda todo

se apagan las hojas
se apagan los ojos

y se vuelve de a pie
flotando hacia la tierra

la misma tierra

la misma tierra rota

rota
rota

la tierra rota


sobre la rústica madera
van los animales

amontonados

rumoreando el camino
rumiando la tierra

construyéndose un suelo con palabras

amasando el isleño paraíso
en sonidos de su lengua

mientras

libran la paloma
y esperan la prueba del olivo

los ha soltado un niño
que juega en el agua de la lluvia

y van
sobre la rústica materia de la hoja

los insectos que ha dispuesto por antojo
en la concavidad
entre las nervaduras

empujados por el álgido resuello
de su risa


van soñando
sobre los vaivenes del arroyo

sin saber
o sin querer saber

que son ellos mismos
ese mismo niño

que guía con sus dedos invisibles

el destino impredecible
de su propia proa


hay noches que se cristalizan

y duelen en el sitio
donde falta el beso

hay noches de una cónica
negrura sideral
que se introducen
como una estalactita en el diafragma

y obstruyen con su pico de cristal
el parpadeo arrítmico
de los pulmones y del pecho

son noches en que el aire es de papel

un frágil transparente pergamino
que envuelve las ventanas y la vista

y el tiempo es una parsimonia
líquida
de estanque

hay noches en que todo es táctil

el insomnio es un incómodo
doblez de cama
la hora es una gota en el oído
el día es un dolor de espaldas
y el verbo es un vagón vacío

hay noches que se caen
de prosaicas
hacia dentro de uno mismo

son noches desaladas


los años son un mueble derruido
el cielo es un arcón cerrado

y el alma es una llave que no encaja

son noches en mantel

desparramadas
nos cubren las estrellas

migajas del banquete
del autor
que se ha marchado
de la mesa abotargado

y espera
mientras duerme
su ocio silencioso

que hagamos con susobras la mañana


vi al hombre encaramado en viaje

las piernas en bauprés
el cuerpo en nave
y un sueño irreversible
desplegado en diapasón
de sien a sien

vi al hombre aquel que era
dejarse ya no ser

la frente por velamen
el paño amarillento
y el gesto de madera

¿a dónde va ese barco
mecido de silencios?

delfín de agua sin fechas
campánula de cielo
estambre perimido
con ánimo de pez

¿qué puerto de qué mundo
hará cesar su paso?

la estela es tan difusa

solo un flujo de espuma
en el que flota un nombre

¿qué extrañas singladuras
qué atlántida salobre
serán de ahora en más
su suerte y su destino?

se puede desde tierra
soltarle un verso blanco
o hacerle una caricia
al pergamino rústico del rostro

nada más

tan nada y poco
para el pecho que se queda
con las manos en el aire como cuencos

asomadas al umbral
en donde el otro

cambia al hombre terrenal
de entre los hombres
por el hombre ya inmortal
de entre los muertos





la plata, 10 de septiembre de 2004.-


como abraham
has llegado a la cima de los años

parado con asombro en la base de la piedra
te he visto subir con un ahínco atrocilento y calmo


tienes ahora encadenada tu armadura
y abierto el pecho y hacia arriba

y los brazos aferrados a la angustia de la tierra

un águila de poe te martiriza la jornada


te come el hígado
con fármacos
con penitencias

y te desuella las manos con el pico

tanto has recorrido
tanto amor
tanta barbarie

tanto filo y tanto sol
te han lastimado
los tobillos y las ganas

sin embargo

son las ganas
las que aferran con tus puños
las cadenas
que te atan el espíritu a la espalda

prisionero de tu amor por los sentidos
prometeo

te empecina el entregar
la víscera que el día y el dolor
cultivarán de nuevo

aun el martirio circular
de ser y ser

aun el martirio circular
de ser por una vez

son preferibles al cielo indefinido

un suspiro más
un segundo más
les dan coherencia al sufrimiento


lentamente el pájaro consume

veo las palabras comprimirse inexorables

el cuerpo en cuero
la voz en vz
la piedra en pira

toda la montaña
por la que has subido
prometeo


es ahora una pira funeraria anticipada

ardes arriba combustible
resplandor postrero en mi mirada

tanto corazón

nada has robado
prometeo

resistes el final
y es tuya la batalla aunque te apagues

no has robado nada

eres el fuego
mismísimo
bajado
desde el cielo hasta la cama y duplicado

en el hígado y el pecho que me crecen

donde luchas
donde mueres
donde late

la misma roja llama
del momento en que te guardo


en qué pliegue invisible
de la noche

pergeña el mismo sol
un nuevo día

y en qué álgido fulgor
de mediodía

prevé caer su sangre
a ras de cielo

dónde empieza
la palabra adiós


y cuál es el final
de despedida


justo cuando vamos a dar otro paso
de los nuevos pasos que se dan sin ellos
escuchamos esa voz que de los muertos
en el alma nos recuerda su letargo

y cerramos como pétalos los ojos
por captar en un recuerdo su silencio

y resurgen desde el fondo de otro tiempo
esos rasgos conocidos y borrosos

una y otra vez tratamos de evocarlos

y su cada vez más tenue imagen deja
que una falsa perspectiva nos confunda

al andar vamos huyendo de las tumbas

sin notar que cada uno de esos pasos
en lugar de distanciarnos nos acerca


todo el despertar del desencanto
cabe en un cerrar y abrir de ojos

pues cuando el espejismo
se desmonta

y se escurre
como el agua de rocío
entre las verdes venas
abiertas de las hojas

se comprende

cómo la engañosa conjunción
de las formas los cegaba

y cómo la negrura de los párpados
por dentro los ha abierto



nova se ha caído
dentro de una calle
de veredas altas

y edificios como muelles


esperaba que arriba
el cielo fuera cuna
y arcón para su brillo

apenas comenzaba a decir sol y mamá luna

cuando el frío

o la fiebre
o la miseria
o un disparo
o la desidia
o la sangre diluida por el hambre
o simplemente el desamor
                       
la derribaron al asfalto

un perro hunde su hocico en su cuerpo de estrella
la empuja
la da vuelta y la desecha

las horas no la ven
mientras mil patas
se roban en silencio
imperceptibles

sus átomos de luz
de entre la tierra

el resto viajará de un empujón
desde la escoba hasta una boca sin final
de alcantarilla

y tierra empezará pidiendo sol por la mañana


había una vez
antes del tiempo

antes de poder contar las veces

una sola vez
que era infinita y
que duraba siempre
siempre

a veces se vestía de jinete o se probaba una corona
después era un dragón y una manzana
y un juego en el que había hastamañanas
y buendías

dondequiera siempre
siempre


una vez había
que era todas
antes de poder contar los cielos

la tierra era un jardín
y la memoria
la fresca conjetura de su suelo

el fin no era el final
sino el principio de otra historia

a veces era un árbol o una gota
o un salto hacia el misterio
de las puertas entornadas

a veces era un hada
a veces la hechicera
a veces era siempre

siempre
siempre

después aparecieron los relojes
los meses y los años

y el tren del calendario
dejó atrás el andén
en el que el mar era un charquito
y el barco era un doblez hecho de diario

a siempre se le fueron las certezas
se fue descascarando su corteza
y luego fue quizás
y un día nunca

el fin se hizo final
y el charco se hizo charco         

la tierra se hizo suelo
y el tren se hizo memoria


pero hay alguna vez
de vez en cuando

las fotos del andén
se encienden en un paso
la piel vibra de nuevo en una tarde
y el alma es una cuerda de un juguete
y el cuerpo es una hoja que palpita

hay alguna vez

no es tan difícil
sacarla del armario

solo hay que saber
mirar de nuevo con asombro

y sacar a pasear sobre los hombros
al niño que hemos sido
y ríe todavía


alguna vez he visto el tiempo

como un gran umbral


y más allá de la cancel
el resto de la vida

entrevista

vislumbrada entre la bruma artificial de los cristales

como un enormemente incierto y venturoso
patio de interior

como un inexplorado jardín de lo posible

y hube ido descubriendo
la parsimoniosa evolución de los colores

primarios al naranja y
del violeta a la complejidad
del oceánico misterio del añil

el laborioso secreto de raíz
de las enredaderas

la sed interminable de la tierra

y hube ido descubriendo
la inédita muerte
de cada predadora

la metamorfosis milagrosa de la oruga
el trabajo inhumano de la hormiga
lo frágil de la tela
de cada tejedora

y yo no sé si en realidad he caminado
o simplemente he respirado una porción de aire

tocado por el tacto de los días

jamás me hubiese imaginado
que el camino habría de ser tan corto

simplemente andar y pasar por el jardín
como si nada hubiese sido duradero

ahora estoy del otro lado del umbral

me hubiste acompañado
a desandar el verde hasta el otoño

todo está del otro lado de la casa
más allá de la cancel

da vueltas aún entre las hojas
la tibia mariposa de tu voz

mientras espero


parado frente al nicho y al nombre

paso dos
cuatro
veinte turnos

otros tiran sus dados como pulpos
sobre el verde paño de la tierra

me abstengo de jugar
me voy del tiempo
y palpo

en el frío de la placa

la sangre que no está
la voz que se ha perdido

el inhóspito latido silencioso
que en la caja marca el polvo

cuántos vanos soles pasarán
hasta que un tiro
celestial

resuma mi accionar a un simple trazo

y una cuña
cave en muro
con holgura maquinal

las letras que otros ojos mirarán    

mientras arriesgan
mientras gritan
mientras saltan
su rayuela

el único juego con final
que al hombre de carne de animal 
le regaló natura


hombre
la pena es una ausencia enorme

un próximo latido a medio hacer
moldeado en barro

como el hombre antes de ser

pena
el hombre es una enorme ausencia

la mano que lo hizo
le dio solo una fe
para curarse la certeza

el hombre es una ausencia
pretérita y futura
que hace un breve paréntesis de piel

la ausencia es ese nervio
que en la pulpa
subyace permanente
y a punto de doler en la epidermis

la pena es ese quiste macilento en la clepsidra roja
que arrastra su pesado taconeo de toc toc

el hombre es un reloj de pecho
que apura con afán su manecilla larga
y mira con recelo
las vueltas de la corta

la pena es un cuadrante ciego
una llaga cóncava
de nicho
en el silencio de la casa

la ausencia es una efigie
de escayola fresca

la mano que las hizo
nos dio solo una fe
para curarnos la certeza


no existe el tiempo

solo un despertar
y un sucumbir
como un destello

y en medio del fulgor
la mísera repetición
la cuenta avara
de los días


no existe la razón

nos hemos habituado a caminar
por la vereda
y a escribir
dentro del margen

a marcar los almanaques
y a planificar
lo que nos queda
de renglón
y de coraje

subimos o bajamos por las ganas
dándonos en la cabeza
con las reglas
u obligándonos
a marchitar las horas


durmientes somos
los que el tren aplasta


no existe la verdad

la máquina atraviesa la gran vía
tan cerca y a la vez
tan lejos de nosotros
que el roce de las ruedas
sobre el riel        
es un desquicio


láctea es
en el comienzo

láctea es
al infinito


el pecho maternal es universo
que se escapa

nos hemos inventado
la ilusión
y la palabra

y hemos devenido
nuestro propio mito


dios le dio el latido        
y el hombre hizo el clamor

que es un do de pecho en dos
partido

dios le dio la copa
y el hombre hizo el vacío

que al cristal con grito líquido
desborda

dios le dio su soplo
y el hombre hizo el suspiro

que es un viento triste y tímido
del torso

dios le dio la música
y el hombre hizo el sonido

que es el vuelo contenido
de la musa

dios le dio la lágrima
y el hombre hizo la pena

que es una canción que agrieta
el alma


y así

cuando se quiebra
como un hueso su armazón

se le derrama  el corazón
en hebras

y ciego busca al dios
que dios le dio en el hijo

a quien inquiere los motivos
del dolor

y el hijo de su dios

la carne más abierta
que los brazos

las venas bien a flor
de sufrimiento

los clavos engastados
como dijes

las manos sin color

le muestra la respuesta:
de todo el cruel dispositivo
de la cruz
él solo ha concebido
la madera


si fueras un adiós

o algún almargen de la vida

si fueras tal vez
alguna estatua

que en la plaza
ve pasar la gente

o un viejo sol central

que pende del abismo

y juega con planetas

si fueras un camino
de ida y vuelta
al que los pasos
nuestros pasos

mataran de cosquillas

y viérasnos llevar
más grande que la espalda

la tierna nervadura
de un sueño a nuestro cuándo

entonces quizás
quizás
comprenderías

la calma majestad
la laxa placidez

en el semblante de los muertos


de todo lo del hombre
lo esencial
es el signo

que busca el espiral
riza la tinta
se ancla con el punto en el renglón
y suelta en el abismo
su silueta

en él caben

la muerte
la causa de las causas
todos los sorprendentes paraderos del amor
el mar
el ajedrez
los laberintos del alma
la vuelta de la esquina
un súbito perdón
el fracaso (la más amarga de las victorias)
las intermitencias de la lluvia y de la gloria
y el dulce juego del error y de la esperanza


de todo lo del hombre

pues lo humano
puede
caber por metonimia
en solo
un simple icono
o en un trazo

él es el hombre mismo

sus cuerpos replegados 
se calcan en el vientre

desde donde
desde cuando

el hombre es el signo hasta que muere


cuando muera
me llevaré mi ahora

tan lábil
y tan físico
tan simple como el aire

y dejaré mis siempres
temerosos
y potentes

para que en las noches
atormenten con salmodias

y amenacen con el hierro de la letra
a otros ilusos

cuando muera
sabré mejor qué es nunca

y dejaré mis sueños inconclusos
para que otros sueñen

eso es todo

no hay nada
más allá
de las palabras

inútil es buscar detrás del cuerpo

la risa y el amor se nos agrían
si no las respiramos cuando frescos

tan triste y tan atroz
es saborearlos en la cárcel de las fotos


qué hacer entonces
mientras esperamos
y nos gana la impaciencia

o proyectamos
la noche

la resta violenta


eternidad
      
  tiempo
__________
eternidad


o aceptamos

la caricia
como paga sucedánea
de lo eterno

raramezquinapreciosa moneda

que se esconde
en los bolsillos
secretos

de una tierra tan pródiga en abruptos


el odre se detiene en el camino
que va desde la fuente hasta la sed

los ojos han notado que el arnés
que en dedos y que en piel está tejido
es solo momentáneamente útil

de a poco va perdiendo el artefacto
el líquido que al fin deviene fútil
el clepsídrico plan de conservarlo


si el cántaro termina por vaciarse
entonces es en vano – piensa el alma –
que un tiempo material hecho corteza
se empeñe en retenerme en su pobreza


más viejo es lo que grito que la sangre

mi voz es ancestral y hecha de agua
nunca
es el mejor lugar
     
para colgar
las utopías

que al igual
que alejandría
y
que la luna

guardan
con su brazo maternal

la empecinada
singladura hacia el umbral
del otro día


nunca
es un bolsillo

celestial y transparente

donde cabe
todo el tiempo hasta el final

y el pecho compromete
la voz con el latido

y donde se enamoran
la mano de la mente

nunca

es el sentido
perpendicular al horizonte

la guía más polar
al polo norte

el paso
del gorjeo al silogismo


nunca

es la verdad
lo único genuino
lo inefable

su intocable magnetismo
nos impele nos seduce

y hace siempre que estemos por llegar

pero nos salva
nos resguarda
nos protege

del abismo del estanque


es una tortuosa duermevela
una pesadilla

saberse dormido y querer despertar y no poder
tener las manos enredadas en el hilo sutil del capullo

es un momento eterno de ahogo en el que el pecho
se pone como un globo
y es imposible una gota de aire

tiemblan los brazos contra la madeja
las paredes suaves que envuelven y presionan los músculos
la pesadez involuntaria de las manos
los nervios aplastados y hormigueantes

cuesta abrir los ojos
los párpados sedados pegajosos
obligan a ir a tientas buscando el movimiento

darse vuelta
buscar el día

entonces la tortura interminable comienza a terminarse
la baba que alguien puso alrededor de mis oídos
la baba hecha de leyes se cuartea

muevo un brazo
crujo el cuello y la cabeza hacia ambos lados
y el dolor hace que dude
y busque otra manera de ablandarme el cuerpo

lentamente voy saliendo de la trama

voy saliendo

saco un brazo
y el contacto del verdor me lo convierte en ala

lo mismo sucede con el otro
mi cuerpo es compelido por el aire
que entra por la herida de la tela

cede el marco
casi nada es el capullo que una vez fue cuna


es la única forma de volar
romper al padre


voy tejiendo una red erosionable
un blando armazón
de sentencias
elástico
inofensivo

decretos improvisados
a viva voz
en la escalera o en el patio

resoluciones imperfectas
inacabadas

leyes que se contradicen
y que se anulan

jurisprudencia lega y rudimentaria

principios
cimentados en la mejor intención
con ambición de legislador de lo cotidiano

poco a poco
un suave
capullo de palabras
terminará por envolverlo

hasta que pueda abrir la herida con su ala
y mirar hacia fuera
y mirar hacia dentro
de su propia doctrina de lo auténtico

es la única forma de volar
romper al padre


espera la suave prensión
en la cabeza

la pinza esponjosa y el salto inaudito

ha visto la jugada
ha tenido la visión

lo ha visto claramente de pronto en un relámpago de luz
que le ha alumbrado el paso
la siguiente escena

como nunca
ha podido leer todo ese campo

la disposición del enemigo
el cuadro completo de los cuerpos
dispuestos en el frente

la ubicación de cada uno
en las próximas secuencias

está en plena vanguardia

ha debido adelantarse
y abrir sangre
pero ahora

ahora ha salido de la estrecha visión del operario

un segundo
un coup de feu
y ha visto todo
como un general
como un capataz
como un gerente
que conoce todo
del alfa hasta el omega

ese súbito segundo en el que se comprende todo
y todo queda fijo
como una silueta de luz
en la oscuridad de los ojos cerrados

ahora sabe
ahora espera

espera como un tigre hambriento el momento del salto

que lo vengan a buscar
que lo escojan de entre todos

de anzuelo a cazador

y se eleve sobre el resto
más alto que su majestad
y caiga nuevamente al piso
sobre el otro
sobre el ya cadáver del otro
y luego la reina y el rey

toda la jugada en el relámpago efímero

y por fin

al fin la mano en la cabeza
la corona tibia de los dedos en las sienes
el salto arriba casi al cenit
alto hasta la mente de la mano
alto hasta la frente del que piensa

pero piensa el movimiento recto

es hacia delante
¡hacia delante!
¡no puede ser hacia delante!

en el aire se revuelve en rebeldía
porfía con toda la fibra de su cuerpo
¡el tigre debe devorar!
bascula como un péndulo
entre índice y pulgar
buscando el rumbo sesgado en diagonal
hacia la carne

pero los dedos
lo sujetan
le quieren ordenar
un avance más
como otros tantos
en que ha sido presa
o simplemente abandonado en una zona marginal
de la batalla


pero el relámpago
por el relámpago


¡no puede ser hacia delante!
él lo ha visto

¡hay que comer!



discute silenciosamente
con los dedos gigantes que le envuelven la cabeza

la agita entre las yemas

subrepticiamente

contorsiona el cuerpo rígido
requiebra la madera castigada
momificada
por el dictamen
indeclinable
del creador

por el papel
inapelable
del sótano oscuro
de la última casta

batalla en la batalla

la lucha es ahora la porfía
entre peón y maestro

siente que esta vez
debe ser esta vez

hasta que logre que la mano
comprenda la maniobra
la decisiva conveniencia del cambio de las piezas

y le ceda el privilegio de caer de un salto
sobre la madera muerta del enemigo muerto

caído frente al rey caído
en el claro atardecer de la última jugada
siente que esta vez
la vida no se ha ido en vano


tejer la égida

amalgamar  las ganas

desvelarse
y revolverse
el pecho

y empezar a remover
los deshechos rescoldos
los desechos escombros

arrumbados

en la umbría lobreguez
de los ayeres yertos

encender
las cenizas

espabilar los pabilos
refundar el fuego

extruir lo abstruso
regenerar los juegos

recuperar
rincones
de tiempos
templados
de cálidas
caricias
de manos
amadas

frotar las frases
y verificar verdades

inventar vientos
y hundir huracanes

despertar los párpados
sentir su silencio

remontar
las
rimas

reflotar
la flota

de versos      
invertebrados

librar al libro
de metáforas muertas

y andar

andar sin andariveles por las hojas
despojado

deshojar capítulos
y capítulos
y capítulos
y no capitular jamás

y andar

andar en andas de uno mismo
ensimismado

y andar sin andador
pasear sin pesas
correr sin recorrido

alzar las alas
y alumbrar como alondras

el río que ruge
el flujo que fluye
en el meollo del yo

la voz invocada
el alma lacrimal

la égida tejida
de tinta latente

el emblema sublime
de poeta empecinado