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miércoles, 23 de mayo de 2012

Sobre Los curiosos casos de Read & Wright

Esta es una actividad pensada para los profesores de Prácticas del Lenguaje. Es el texto del cuento Una serie de robos en el nuevo museo, del libro Los curiosos casos de Read & Wright, modificado para trabajar bajo la modalidad de taller. ¡Espero que les sirva!

Feria del Libro Infantil y Juvenil 2012
Lic. Prof. Hernán Toso

Propuesta de actividad
Detectives del lenguaje: una serie de robos en el nuevo museo

Destinatarios:

Niños y jóvenes de entre 10 y 16 años.

Objetivos:

§   Inferir las múltiples y diferentes relaciones que gracias al poder de simbolización del lenguaje humano, pueden tenderse entre sujeto y medio.

§   Redescubrir el lenguaje como herramienta para crear realidades y operar sobre ellas.

§   Disfrutar de juegos lingüísticos.

§   Construir y caracterizar la categoría gramatical “sustantivo”, y explorar su clasificación y sus propiedades.

Ciencias y disciplinas involucradas:

§   Lingüística.
§   Filosofía del lenguaje.
§   Gramática.

Desarrollo:

En el comienzo de la actividad, el narrador se ubicará entre el público y el decorado, compuesto por cuatro cuadros, un mueble con cinco estatuillas y un viejo escritorio con elementos de oficina. A modo de disparador, hará preguntas a los presentes, tales como “¿Qué es para ustedes el lenguaje? ¿Para qué sirve? ¿Qué hacen con él habitualmente? ¿Y en la escuela, qué es lo que hacen? (de aquí pueden surgir repreguntas sobre la base de las respuestas dadas) ¿Alguna vez lo han usado para descubrir algo, o para resolver algún enigma? ¿Cuál? ¿Les ha gustado? ¿Les gustaría ser detectives del lenguaje?
Se convocará entonces a dos jóvenes de entre los asistentes (preferentemente de 12 a 15 años, por su capacidad de lectura fluida), para que se pongan en la piel de los detectives Read y Wright, célebres investigadores y discípulos de Sherlock Holmes, que desarrollan su oficio en una agitada Londres de mitad de Siglo XX.
Se le dará a cada uno una copia del texto a trabajar, con la indicación de las líneas que deben pronunciar en interacción dramática con el narrador, además de un sencillo vestuario acorde (esclavina, pipa y gorro inglés).
Luego el narrador presentará la historia, y comentará que se trata de un caso que consiste en una serie de robos que tendrán lugar en el Nuevo Museo de Arte Británico, y que ambos detectives deberán resolver lo más rápidamente posible, a medida que estos hechos vayan pasando, para evitar que se sigan sucediendo. Comenzará así a leer una versión del cuento Una serie de robos en el nuevo museo, del libro Los curiosos casos de Read & Wright, adaptada especialmente para esta actividad:



Narrador

El teléfono sonó con insistencia en la oficina del detective Read. Y no era para menos: la llamada provenía del escritorio del mismísimo Director del Nuevo Museo de Arte Británico, Mr. Goodart, quien se mostró totalmente desconsolado: Esto es una calamidad, Read – fue lo primero que dijo.
Read

-  Por favor, Mr. Goodart, mantenga la calma y cuénteme qué ha pasado. ¿Han robado algo?
Narrador

-  Todavía no, Mr. Read, todavía no – le respondió Mr. Goodart -. Pero hemos recibido una carta que… la verdad… me gustaría que la viera usted mismo, cuanto antes…

No pasó siquiera un cuarto de hora desde que Read colgó el teléfono hasta que entró en la oficina del Director, con su asistente Wright al lado y su libreta de notas en la mano. Goodart le mostró el papel y le dijo:
-  La recibió esta mañana mi secretaria. Se la enviaron de la recepción.

Read

-  Por lo que deduzco que la ha tocado más de una persona, aparte de usted, claro está.

Narrador

-  Bueno… el encargado de recepción, el cadete que reparte la correspondencia, mi secretaria…
Read

-  Olvidémonos de las huellas, Wright. Centrémonos en el contenido. Por favor, Mr. Goodart, tenga la amabilidad de leerla en voz alta…

Narrador

            Y Goodart empezó a leer: “Estimado Goodart, y más estimado aún por su dignísimo cargo de Director, que lamento profundamente esté a punto de perder. Verá: en el término de una semana tomaré del museo seis de las cientos de obras de arte más preciadas que guarda. Ni sueñe con que voy a decirle cuáles, pero le aseguro que la repercusión será tan grande, que pronto su cargo nada tendrá de dignísimo, ni usted de estimado. Pero no se entristezca. Y ni piense que puede detenerme. Usted conoce mejor que nadie las dimensiones del museo: sería imposible custodiar cada obra.  Pero para que no se sienta tan desolado, y sus últimos días como director se le hagan más llevaderos, a partir de mañana, cada día a primera hora el cartero dejará en su buzón un sobre dirigido a usted, en el que habrá una pista sobre la excursión que tengo planeado realizar esa noche. ¡Que las disfrute!”
-  ¿Y bien?, ¿qué les parece? – preguntó Goodart con pronunciado pesimismo.

Read

-  Mañana a primera hora estaremos aquí. Mientras tanto, no nos queda sino esperar. Quien esté detrás de todo esto sin duda sabe lo que hace, y conoce a la perfección el museo.

Narrador

            ¿Sería un ex empleado, un empleado actual, un crítico de arte, un artista? Goodart no sospechaba de nadie en particular. No tenía la menor idea: estaba totalmente desconcertado.

El servicio de correo dejó la carta alrededor de las 8:30. Read y Wright tomaban el té en el despacho de un demacrado Goodart, que no había podido dormir en toda la noche, y que había sido incapaz de probar bocado desde el día anterior. Después de recibir el sobre de manos del director, Read le pidió gentilmente a su asistente que leyera la carta que había en él.
Wright

-  “No es un objeto ni está en la materia. Una ayudita: busque en el plano”. Eso es todo.

Narrador

Al director ya le habían comenzado a temblar los labios cuando giró velozmente la cabeza buscando a Read. Lo encontró frente a un viejo mueble, observando un pequeño adorno de forma indefinida que el director del museo tenía sobre él.

Read (mirando la pieza de arte)

        ¿Es un regalo?
Narrador

– ¿Eh, cómo…? Sí… ¡Sí! Es un regalo – atinó a responder Goodart -, pero… ¿qué importa ahora, inspector? ¿Acaso no ha escuchado la pista? ¿Sabe cuándo la descifraremos?
¿Tiene usted una leve idea de la cantidad de obras de arte que hay en este museo a las que puede referirse esa carta? Preguntó el director del museo, tremendamente ansioso.

Read

– Y dígame, Mr. Goodart, ¿cuál es el nombre de esta pequeña escultura?

Narrador

– Eh… Cenicienta en do mayor... – repuso Goodart.

Read

        Ahá…, curioso nombre… y ¿cómo clasificaría a… Cenicienta?

Narrador

– Bueno, por empezar, es arte abstracto – titubeó un poco Goodart - y… ¡Un momento! ¡Arte abstracto! ¡Eso es! ¡El sentido de las obras de arte abstractas está más allá de la materia, más allá del objeto! ¡No está en la materia! ¡A eso se refiere la pista! El ánimo del director había cambiado en un segundo.
Read

– Correcto. Creo que se trata de arte abstracto. Es la obra que van a robar esta noche. Debemos proteger la zona de pinturas abstractas.

Wright

– Pero… ¿por qué sólo las pinturas, inspector? En ningún momento ha mencionado en la carta que se robaría una pintura. Podría tratarse de una escultura, o…

Read

– Mi querido Wright: la carta dice que busquemos en el plano. Y obviamente no se refiere al plano del museo, sino a las superficies de dos dimensiones, como los cuadros, y no a las esculturas, concebidas en tres dimensiones.

Narrador

Goodart vaticinó que sería complicado: - Necesitaremos varios guardias para el ala este, en el tercer piso – advirtió -: allí están las producciones artísticas abstractas más caras.

Read

– No se preocupe. Pediremos a la policía los refuerzos necesarios. Con un poco de suerte y si mi deducción no falla, atraparemos al ladrón esta misma noche.

Narrador

Pero esa misma noche ni siquiera sonaron las alarmas. Los treinta y cinco guardias apostados no pudieron detectar ni un solo movimiento en el tercer piso, donde se hallaban las pinturas abstractas.
Pero lo que nadie sospechaba era que sí faltaba una pintura, pero del sector de planta baja reservado a las obras del Renacimiento; una perteneciente al conjunto de obras del maestro medieval Ludovico Struzzi, compuesto por los siguientes cuadros:


El rostro oculto






Alba de luz difusa







La belleza de Francesca























La encomiable comedia del Rey Prosciutto












¿Cuál de todos ellos habrá sido robado y por qué?

(Breve debate guiado con los asistentes acerca de las posibles soluciones, mientras se muestran las cuatro pinturas – enmarcadas, en tamaño de no menos de 30 x 60 cm - a los presentes. La resolución quedará en suspenso hasta que el narrador comience a leer nuevamente)

***

Narrador

No fue sino hasta las cinco de la mañana, hora a la que uno de los serenos hacía su recorrida habitual por la planta baja, que se descubrió faltaba uno de los óleos más importantes del museo: La belleza de Francesca.
El director, que había llegado al museo ni bien le hubieron dado la noticia, había permanecido desde entonces en su despacho al borde del colapso nervioso. Derrumbado sobre su escritorio, hacía círculos con su dedo sobre el vidrio, con la mirada extraviada y el alma ausente. Read y Wright trataron de consolarlo, sin demasiado éxito:

Wright
-  Evidentemente nos equivocamos.
Read

-  Certera deducción, amigo mío. Pero no debemos desesperarnos, Mr. Goodart. Aún nos quedan cinco posibilidades de atrapar al culpable.

Narrador

            La secretaria entró al despacho con un nuevo sobre. Goodart puso la cabeza entre las manos y miró fijamente el escritorio, desconsolado, mientras Wright leía la segunda pista.

Wright

-  “Abandone la idea de lo abstracto. Sea más concreto: vaya directamente al objeto. Otra ayudita: esta vez, no busque en el plano”.

Narrador

            Sarcásticamente, Goodart señaló que al menos sabían que no se trataba de una pintura.
Read

-  Es posible que el ladrón trate de llevarse hoy alguna miniatura. Debemos descartar las esculturas voluminosas: sería problemático para él cargar con un gran bulto.



Narrador

            Goodart propuso entonces que pensaran en algo material, en algo concreto, pero a su vez de un tamaño menor.
Read

-  Bien… No hay nada material más preciado que una joya. ¿Hay alguna en particular que tenga un valor superlativo?
Narrador

            Goodart repuso que estaba, por ejemplo, el diamante Francis, pero que como el ladrón se refería a un objeto, en verdad podría tratar de robar cualquiera de ellos: una estatuilla, o un ánfora…
Read

-  Hmm… puede ser… Podríamos reforzar la custodia de todos los pequeños objetos. Quiero decir de las pequeñas esculturas que representen objetos: frutas, jarras, utensilios. Descartaremos las figuras humanas. ¿Será posible cubrir todas las áreas de esta clase de antigüedades?
Wright

-   Me temo que será bastante complicado, inspector. Deberemos cubrir el primer y el segundo piso del ala oeste, y el cuarto de la sur.

Read

-  Haremos el esfuerzo, mi querido amigo. Y si fallamos, al menos sabemos que tendremos algunas oportunidades más.
Narrador

Pero durante la madrugada se descubrió que faltaba otra obra, también en la planta baja, pero ahora en el sector norte. Read y Wright acudieron de inmediato, convocados de urgencia por la voz entrecortada de Goodart, que estaba a punto de estallar en una crisis de nervios. Lo que sucedía era que del bloque de pequeñas esculturas antiguas, entre cuyas principales obras se encontraban La dama, La misericordia, Sinuosa y accesible, La piedad de otros y Alguien pensando, faltaba la obra más importante, la más preciada de todas.

¿Cuál era la que faltaba y por qué?

 (Breve debate guiado, mientras se muestran las cinco estatuillas)

***




Narrador

-         ¡Falta La dama! – gritó el director cuando llegaron.

Wright
-  ¿Su secretaria?
Narrador

-  ¡¿Secretaria?! ¡La dama es el nombre de la escultura más cara de este Museo, Mr. Raid! – repuso Goodart indignado -. Una obra de valor incalculable, una pequeña estatuilla realizada en pleno período humanista por el maestro Gianalberto Rosano… ¡Oh, Dios! Esto es una tragedia…
Read

-  Mis más sinceras disculpas, Mr. Goodart. Reconozco que he razonado bastante mal… Pero creo empezar a tener alguna vaga idea del patrón que este bandido está siguiendo.

Narrador

-  ¿Ah, sí? Le recuerdo que con solo dos robos ya llevamos perdidos unos cuantos millones de libras, inspector – lo amonestó el director -. Y la prensa comienza a preguntarse por qué hay tanta vigilancia en este museo. Mis superiores me han prohibido que este asunto tome estado público, ¿me entiende? ¡Debemos parar a esa bestia!

Read

-  Bueno, quizás tengamos suerte y lo aprehendamos esta noche misma. Depende de la pista que recibamos hoy. De todos modos, podemos dejar que robe algo más. Aún tenemos tiempo: recién van dos obras de las seis que anunció que se llevaría. Solo necesito confirmar mis sospechas. A propósito de la vigilancia…aún me intriga saber cómo hace para entrar y salir sin ser visto, con todos los policías que custodian los accesos. Hemos diagramado la guardia en razón de los planos de este sitio, pero aún así se nos escapa... ¿Conoce usted algún pasadizo?
Narrador

            Como Goodart había trabajado personalmente con los arquitectos en el diseño del edificio, estaba seguro de que no había ningún pasadizo, pues él en persona había revisado los planos una y otra vez. Y suponía que era imposible que alguien pudiera entrar y salir tan fácilmente, ni siquiera usando túneles o ductos…

Read

-  Nada es imposible, Mr. Goodart; de hecho, aún no damos con él, ni sabemos cómo hace para entrar y salir tan a gusto…



Narrador

            La secretaria volvió a interrumpir:
-  Otra carta para usted, Mr. Goodart.
Y el director volvió a tomarse la cabeza:
-  Esto me va a enfermar… – confesó resignadamente, mientras se desplomaba sobre su sillón, con el semblante blanco como el yeso. Wright leyó la nueva pista.

Wright

-  “Ayer fue La dama. He sido austero, pues si bien la obra era valiosa, en definitiva me he llevado una sola. Pero esta noche serán varias en una”.

Narrador

-  ¡Dios, Virgen mía y todos los santos del cielo! – prorrumpió Goodart, saltando de su sillón y despertando de su letargo voluntario –. ¡Varias obras! Esto se nos va de las manos, inspector. Si no lo detenemos y recuperamos las obras, decididamente estoy perdido. Mis superiores me van a sacrificar como a un cordero…

Wright

-  Por favor, Mr. Goodart, mantenga la calma.

Read

-  ¿Hay alguna relación particular entre La belleza de Francesca, de Struzzi, y La dama, de Rosano?
Narrador

            Goodart reconoció que se trataba de la misma persona: Francesca Coliglieri, la amante del Duque de Misano, que en el Siglo XV tomó una tremenda notoriedad en los más altos círculos de la sociedad; y reveló que había cinco o seis pinturas más en el museo que se relacionaban con ella
Read

-  ¿Hay alguna en la que aparezca con otras personas?

Narrador

-  Bueno… está por ejemplo el óleo de Pierantonio Cormenacci, en el que aparece Francesca con la que se supone es su familia – aclaró Goodart -. Se llama El clan de los Coliglieri. Son todos los miembros de la familia de Francesca.

Read
-  Es el próximo.

Narrador
-  ¿Cómo puede estar tan seguro?
Read

-  No lo estoy. Sólo infiero. Pero es mejor que nada, ¿no? Debemos vigilar atentamente la pintura esta noche, dejar el camino libre para que nuestro hombre llegue a ella y atraparlo cuando intente llevársela.
Narrador

Esa noche, Read y Wright se quedaron en el museo junto al director. El clan de los Coliglieri estaba un poco más iluminada que de costumbre, y aunque parecía ser un cuadro más de un ala desprotegida, en realidad era custodiado por varios ojos, que observaban a través de pequeños orificios hechos con precisión artesanal en algunos tabiques falsos que ese mismo día se habían levantado en el lugar, y detrás de los cuales esperaban apostados los agentes de la Policía de Londres, el detective y su ayudante.

¿Será El clan de los Coliglieri la próxima obra que intenten robar? ¿Estará en lo cierto el detective Read?

(Breve debate guiado)

***

Narrador

Alrededor de las cuatro de la mañana y justo delante de la pintura, los policías ocultos vieron asombrados cómo se levantaba de pronto un trozo de piso, que se abrió como si fuese la claraboya de un submarino, y del que emergió una figura encapuchada que, dando media vuelta, tomó la pintura por el marco para descolgarla.
-  ¡¡Alto. Policía!! – sonaron al unísono las voces que salieron de detrás de los muros falsos de la sala.
El encapuchado sólo atinó a darse vuelta y levantar los brazos.
Rabioso y exultante, el director se presentó de inmediato en el lugar, después de que Read mandara a uno de los agentes a su despacho a que le diera la buena noticia. Y no tardó mucho tiempo en reconocer al hombre cuando lo desenmascararon.
-  ¡Evans! – exclamó furioso el director del museo.

¿Cuál es la profesión del ladrón? ¿Cómo supo Read que El clan de los Coliglieri iba a ser su próximo objetivo?

(Breve debate guiado)

***



Read

-  Déjeme adivinar, Mr. Goodart, o mejor dicho inferir: es uno de los arquitectos, ¿verdad? Es más: es quien tuvo a su cargo la dirección de la obra.

Narrador
-  ¡Exactamente! ¿Cómo lo sabe?
Read

-   Muy sencillo: Mr. Evans hizo dos planos diferentes del museo: el que utilizó para la construcción y el que le mostró a usted. Seguramente ambos contenían la ubicación exacta de las obras más preciadas, los sitios estratégicos más propicios para su resguardo; pero a diferencia del primero, el que asiduamente le mostraba a usted no tenía trazados los túneles subterráneos secretos que diseñó para llegar hasta el sitio preciso en que se encontraban estas maravillas, que ya había elegido de antemano.
            Por eso, tanto éste como los otros dos robos, si usted lo recuerda, fueron en planta baja. Así, cada una de estas noches, Mr. Evans pudo entrar tranquilamente al museo como un topo, tomar las obras que había planeado robar y volver a salir; todo en cuestión de segundos, lo que también minimizaba los riesgos de ser descubierto durante los esporádicos rondines de los serenos.
Narrador
-  Pero, ¿y las pistas..?
Read

-  Ah, las pistas. Cierto. Simplemente, para despistar. A sabiendas de su sólida formación en las bellas artes, Mr. Evans quiso que usted intentara descubrir cuáles serían las obras que robaría guiándose por criterios, teorías y conceptos artísticos, reforzara entonces la vigilancia en otras áreas del museo y le dejara libre el recinto con el botín.

Wright
-  Pero Mr. Evans usó otro patrón.
Narrador

-  A Mr. Goodart lo ganó la intriga: ¿Cuál? – preguntó. ¿Cuál es ese patrón?
Wright tomó aire como para una larga parrafada, se echó hacia atrás, caviló por un momento y al cabo de unos segundos, en medio de un silencio expectante, dijo por fin:

Wright
-  El inspector Read se lo explicará.
Narrador

-  Despidiendo despectivamente a Evans con una mirada fugaz y vengativa, el director propuso a los detectives que pasaran a su oficina.

¿Cuál es la clave que une las pistas? ¿A qué elemento de las obras se refiere cada una de ellas?

(Breve debate guiado)

***

Narrador

Ya en el despacho y con Evans llevado a prisión esa misma madrugada, Read, Wright y un Goodart visiblemente más calmo bebían con regocijo el té del desayuno.
- Evans y yo – confesó Goodart - tuvimos varias disputas. De hecho discutimos más de lo que coincidimos. Había cuestiones en las que no podíamos ponernos de acuerdo. Evans tenía sus razones arquitectónicas, y yo, mis principios artísticos. Llegar al plano definitivo del nuevo museo fue una tarea realmente ardua. Hasta llegué a solicitar al propio Ministerio que lo apartara de la empresa, pero este último desestimó mi pedido: la obra estaba ya muy avanzada. Y Evans se enteró de todo ¿Usted cree que por eso decidió robar las obras, en venganza?
Read

-  No lo creo. Seguramente ya tenía planeado robarlas antes de comenzar esa serie de discusiones con usted. Pero el encono explica el otro propósito de las pistas: demostrarle que él es más inteligente. Sabía, como ya le he dicho, que usted trataría de resolverlas con esos mismos criterios artísticos que tanto le molestaron durante la etapa de construcción. Pero no podía usar un patrón relacionado con la arquitectura, porque no tardaría en delatarse. Entonces…
Narrador

-  Carta para usted, Sr. Director – volvió a interrumpir la secretaria. En menos de un segundo, el rostro rejuvenecido de Goodart se transformó en una grotesca máscara de carnaval.
-  ¡No! No otra vez…
Read

-  Por favor, Mr. Goodart. Seguro que es de Evans, quien debió haberla enviado ayer. Léala, Wright, si es tan amable, solo para volver a comprobar nuestra teoría.

Wright

-  “Voy a volver a la unidad. Solo me llevaré lo más importante para los intelectuales del siglo XV: el Hombre”.
Narrador

-  Es evidente que Evans quería llevarse una pintura humanista – se animó Goodart –. Hay varias pinturas humanistas relacionadas con Francesca …

Read

-  Hmmm… Otra vez está pensando usted parado en la vereda del arte… Veamos: las tres primeras obras robadas, que por fortuna hemos recuperado de la casa de Evans, tenían el mismo tema en común: la amante del Duque de Misano. La primera, ligada a su belleza; la segunda, una pequeña estatua con su representación, y la tercera, su familia. Como si Evans se estuviera guiando por algo que no está en la obra en sí, sino fuera de ella, pero que a su vez la contiene. ¿Se da cuenta usted de cuál es el patrón que Evans utilizaba?

¿Cuál es el patrón que empleaba Evans, que no está en las obras, pero que las contiene?

(Breve debate guiado)
***

Narrador

Goodart seguía tan perplejo y desconcertado como el primer día. Caviló un largo rato mirando por la ventana, hasta que por fin exclamó con visible rostro de satisfacción: ¡el título! El patrón no tiene que ver con las obras en sí, sino con sus nombres. Repasemos: primero Evans se llevó La belleza de Francesca; luego La dama, y después El clan de los Coliglieri, un óleo en el que estaban retratados todos los integrantes de una misma familia…

Read

- Piense en las palabras más importantes de cada título, Mr. Goodart, relaciónelas con las pistas y advertirá que su lógica no tiene que ver con lo artístico, sino con lo gramatical…

¿Cuáles son las palabras más importantes de cada título? ¿Cuál es su relación con las pistas de Evans? ¿Por qué Mr. Read asevera que el patrón es gramatical?

            (Breve debate guiado)

***

Narrador

-  ¿Y la cuarta obra? Habíamos dicho que de acuerdo con la pista, debía ser una pintura humanista – inquirió Goodart.
Read

-  Sí, pero teniendo en cuenta el patrón que mencionamos, seguramente se trate de otra. ¿Qué otras obras fuera del período humanista se relacionan con Francesca Coliglieri y el Duque de Misano?
Narrador

            Las más importantes son:

a.      Un lirio en Florencia, cuadro impresionista de Marc Gaudert, en el que Francesca aparece con forma de flor en un jardín multicolor;

b.      La doncella del Mediterráneo, del simbolista Karl Kandus, donde Francesca aparece con forma de ancla en medio de clavos y alfileres que nadan como delfines, y

c.Pietro Angiullo, un retrato del Duque de Misano pintado el siglo pasado por Salvatore Rímini, y hecho sobre la base de bocetos medievales del maestro Loreto de Ancona.

¿Y bien? ¿Cuál de las tres, siguiendo el criterio de todas las pistas, iba a ser el próximo botín de Evans? ¿Por qué?

(Breve debate guiado. Aquí no se muestran los cuadros, porque se dan las descripciones de las obras)

***

Narrador

Goodart no se animó a responder.

-  Indudablemente – le fueron explicando Read y Wright - la próxima obra iba a ser el cuadro titulado Pietro Angiullo, puesto que la lógica que  intentó seguir Evans, gracias a Dios sin el éxito pretendido, fue la de la tipificación de los sustantivos.
-  Veamos: primero robó La belleza de Francesca, hecho que anticipó con una pista: “No es un objeto ni está en la materia”. Indudablemente no  estaba hablando de la obra en sí, sino de la palabra más importante – el núcleo – de su título: “belleza”, un sustantivo abstracto.
            Luego robó La dama, antes de lo cual dio la siguiente pista: “Abandone la idea de lo abstracto. Sea más concreto: vaya directamente al objeto”. Y la palabra más importante – “dama” – es un sustantivo concreto.
            Por último trató de robar El clan de los Coliglieri, obra sobre la cual escribió esta pista: “He sido austero, pues si bien la obra era valiosa, en definitiva me he llevado una sola. Pero esta noche serán varias en una”. Y la palabra que reúne varias cosas en una es el sustantivo colectivo – “clan” –.
            Por lo tanto, la pista “Voy a volver a la unidad (…) Solo me llevaré lo más importante para los intelectuales del siglo XV: el Hombre”, sólo podía referirse a los sustantivos propios Pietro Angiullo.

-  Impresionante. Me dejan ustedes sin palabras – confesó Goodart. Su ingenio es verdaderamente algo indescriptible, algo que no tiene nombre…

Read

-  No exageremos. Hay muy pocas cosas en este mundo que no tienen nombre, pues la esencia del ser humano, su razón de ser, consiste en ir bautizando las cosas para poder referirse a ellas, ordenarlas, poseerlas e inclusive recordarlas. Imaginemos qué pasaría si las obras que hay en este inmenso museo no tuviesen un título que las designara…



Wright
-  ¡Sería el caos!
Read

-  Exacto. Los nombres hacen que podamos ordenar nuestro universo… Sólo que para eso, hay que saber usarlos adecuadamente…

Wright

-  Como decía mi abuela, las cosas por su nombre, inspector. Las cosas por su nombre…

(Cierre con un breve debate-comentario entre los protagonistas y los presentes - guiado por el narrador, al igual que los anteriores -, acerca de tópicos relacionados, por ejemplo, con la importancia de dominar el lenguaje para poder pensar y reflexionar con mayor profundidad, y en consecuencia operar sobre el medio con mayor posibilidad de éxito y de certeza.
Obsequio a los participantes y los presentes, de señaladores con la inscripción “Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo – Ludwig Wittgenstein”.)